Un tres de octubre, víspera de la fiesta de San Francisco, nos encontramos paseando por las calles de Asís. A pesar de ser otoño el sol apretaba. Nos dirigimos a la iglesia de Santa Clara donde, además de conservarse el cuerpo de esta santa, se encuentra el famoso Cristo de San Damián.
Te invito a que nos acompañes y, como hacen miles de peregrinos a Asís, te pongas de rodillas con nosotros delante de esta imagen y, como hizo Francisco de Asís le dirijas esta oración, preciosa, sencilla, eficaz.
Oh, Alto y Glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón,
dame fe recta, esperanza cierta
y caridad perfecta;
sentido y sabiduría, Señor,
para cumplir tu voluntad. Amén
Recuerda que este Cristo, el de San Damián, el que está en la foto, le habló a Francisco.
Escúchale seguro que te dice algo en lo más profundo de tu corazón, escucha, en silencio… unos minutos…
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Gracias por su visita
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