La margarita blanca: su centro es amarillo sol, y
sus pétalos blancos como rayitos de luz.
Observa detenidamente una flor de margarita, lleva
toda tu atención a su centro, al color amarillo dorado,
ese color, esa fuerza que tiene esta pequeña florcita,
es la misma que tienes en tu interior, en tu centro, la
misma luz dorada, irradias como ella, rayitos blancos,
el blanco que contiene los siete colores, al centrarte
en este mandala natural experimentas una sensación
de orden, equilibrio, cada pétalo centellea la misma
energía que tienes en tu interior: la “Belleza”.
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María Benetti Meiriño, Dios y la Meditación Trascendental, p. 65.
www.editorialdeorienteaoccidente.com
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